La Historia de Portugal y Celta -Priv. Pueblos Celtas-

Hace mucho, mucho tiempo, existió un país, cuya altura decían que eclipsaba el sol, nadie podía rivalizar con dicha altura, era simplemente alguien... gigante, tanto en lo físico, como en lo sentimental su nombre... William Kirkland... Pueblos Celtas. Durante su vida, había cometido errores imperdonables, y grandes logros, entre estos últimos, se enorgullecía en poner a sus hijos. De todos y de cada uno de ellos estaba orgulloso y a todos les enseñó las bases de la vida, a valerse por si mismos.

Pero como todo, algún día se acaba y la mecha de la vida de William, se consumió, dejando relativamente solos... a todo lo que amaba y aquello le atormentó incluso en su placida muerte, impidiéndole tener verdaderamente... una paz en el descanso eterno, pero el destino... tenía otros planes para el.

Tras miles de años algo azotó el mundo, en Gran Bretaña algo pasaba, ajeno a todos, países incluidos.... un antiguo... había resucitado. Este antiguo, se trataba de Celta, al parecer, tenía una segunda oportunidad, una oportunidad más de redimir todos sus errores y convertirlos en cosas de las que sentirse a gusto y en paz.

Celta caminó durante semanas, hasta que un día, coincidió con su hijo Hispania, cosa que le alegró en creces, a partir de ahí, decidió retomar un periplo para buscar a todos sus hijos, darles la noticia en persona de que Papá Celta... había vuelto.

Su siguiente destino era claro, si estaba en territorio de Hispania, no debía caminar mucho para encontrarse a su adorable pescadora... Lusitania, su hija querida y amada, a la cual enseñó como usar el metal que vendía y a vivir más allá del pescado.

Pese a todo, la tecnología que había en aquel entonces, le abrumaba y desconcertaba, no sabía donde estaba exactamente, por lo que le era cuasi imposible saber si se encontraba cerca o no de su querida niñita, por lo que más bien parecía una especie de turista que acababa de llegar y que no tenía ni la más menor idea de donde se encontraba o que podía hacer allá.

Mientras vagaba sin ningún tipo de rumbo, una mujer, de muy buen ver en opinión del bárbaro se le acercó, llamándolo "Papá Celta" cosa que le extrañó bastante, ya que no había estado con ninguna mujer viva en varios miles de años.

bueno... no se si seré tu padre, pero si quieres puedo serlo guapa

Dijo sonriendo con su típica sonrisa perversa, a la parte de que se acercaba mucho a ella, de una manera un tanto dominante, todo muy típico en el, quizás demasiado y pasaba una de sus manos por la cintura de esta, posandola con total libertad y sin cotarse ni un pelo sobre el trasero de quien afirmaba ser su hija, mientras se relamía de manera provocativa.

Su respuesta me desconcertó bastante y más aún sus acciones, pero ya vería este turista en taparrabo que Isabel Lisboa-Carriedo no era alguien con quien meterse…

Le sonreí de manera picara mientras continuaba acariciando mi cuerpo y aunque note que era muy extraño que un hombre se comportara así tan dominante, decidí seguirle el juego… con mis brazos rodee su cuello porque era excesivamente alto, pero eso no me impediría nada y al acercarlo a punto de besarlo con mi pie pegue el suyo haciéndolo perder el equilibrio tirándolo mientras tomaba su brazo y lo doblaba hacia su espalda

- Muy bien chico, parece que eres nuevo por aquí – mientras seguía doblando su brazo ahí en el suelo sentada sobre su espalda – Parece que habrá que enseñarte modales, yo soy Isabel Lisboa-Carriedo, Portugal y conmigo no valen esos juego ¿entendido? – dije finalmente sonriendo sin darme cuenta como pirata.

Pero de alguna manera me hizo enojar, que alguien así lo haya confundido con mi padre me era imperdonable para mí misma...

– Esta claro chico, que tú no eres Pueblos Celtas… es más ni siquiera tiene sentido que lo seas – dije algo entristecida y lo solté levantándome y yéndome por donde regresaba.

Pero aun así no podía quietarme esa extraña sensación interna con ese hombre…

El gigante rubio vio como aquella chica parecía seguirle el juego, mientras correspondía a la sonrisa pícara de ella con otra del mismo grado de picardía, agachandose para llegar mejor a lo que parecía ser un beso, cuando aquella presunta hija suya pasó los brazos por su cuello.

No obstante, su mayor sorpresa fue cuando notó perder el equilibrio, pasando todo muy rápido y, cuando pudo darse cuenta de lo que sucedía, se encontraba en el suelo, con el brazo en su espalda y la chica sentada sobre este, mientras la escuchaba y se reía por aquello, el haberle sorprendido así le parecía divertido, pero no podía tolerarlo como país bélico que era.

Izo un ademán de ir a utilizar su enorme fuerza bruta para zafarse del agarre de la mujer hasta que escuchó aquel nombre, el cual le sonaba una barbaridad hasta que cayó en la cuenta que era el nombre de su pequeña, una de sus hijas fruto del amor con otro país, cosa que le sorprendió y alegró, ya que estaba en la pista correcta buscando a sus hijos.

vaya vaya... así que eres mi pequeña Lusi, jajajaja si tu madre me viese tirándote los tejos seguro que intentaría castrarme con su tridente

Comentó mientras se levantaba y frotaba su brazo recién doblado para volverlo a la normalidad, para luego tomar su inconfundible cuerno y le dio un muy buen trago a su cerveza, única en el mundo, solamente el sabía cuales eran sus ingredientes y la manera correcta y exacta de destilarla.

Perdón el error de antes mi niña jajaja, pero cuando me fui no eras más que una enana jajaja, no tenías ese cuerpo de escándalo ni esos pechos ni... ese culo

Comentó mirando su trasero con mucho descaro, estando ella de espaldas. Aquellas cosas sobre la madre de la chica, aquel diminutivo cariñoso, el alcoholismo tan evidente en el, su risa hogareña, masculina y contagiosa, la cual se presentaba en todo momento y como no, su descaro al hablar y sin ningún tipo de tabú, daba en evidencia la anterior negación de la joven, de que efectivamente, el hombre que le había tirado los tejos no era otro que Pueblos Celtas.

Ahí iba yo más molesta que nada cuando de repente escuche todo eso y voltee casi de inmediato bastante asombrada, si ahí estaba justo como me lo recordaba: mujeriego, directo, borracho pero masculino y con esa sonrisa hogareña.

Entonces me regrese, en parte me sentía emocionada por verle y por otra algo extrañada… tenía entendido que había fallecido, pero parecía que había vuelto… Papá Celta, no… Pueblos Celtas estaba justo frente a mí.

Pero no bajaría mi posición, con brazos cruzados que no ayudaban a mi escote con su discreción al contrario hasta lo abría más, pero ya había perdido la pena por eso hace mucho; me puse frente a él y sonreí sin más.

– Si, tenlo por seguro mi madre te hubiese castrado a la primera… papá… - entonces recordé lo último que me había dicho y lo cual me enfurruño un poco - ¿Qué pensabas encontrar a tu hija aun pequeña? Creo que era lógico que estuviese crecida y por eso, claro desarrollada ¿no lo crees? – dije riendo – Pero no era enana, es solo que tu estas demasiado alto y por eso ves una diferencia muy grande… es más aun eres muy alto – dije alzando mi mano como tratando de ver que tanta diferencia había.

Entonces reaccione, creo que esa era la pregunta crucial en ese momento me daba un poco de nervios preguntarla pero tenía que hacerlo.

- ¿Cómo es que estas aquí Papá Celta? – le pregunte curiosa.

El brusco país, pudo observar como su pequeña se volvía hacia el, a la par que este se levantaba por fin del suelo y se quitaba el polvo de sus ropajes más bien escasos y de su propia piel, mientras tomaba de nuevo su cuerno donde guardaba su especial alcohol y volvía a darle un largo trago, mientras que de reojo miraba a su hija y más en concreto, sus protuberantes pechos asomados, aunque con lo descarado que era William seguro que su hija notaría aquellas lascivas e incestuosas miradas.

Ante los comentarios de Lusi, el rubio no pudo evitar reír, a lo que primero revolvió el pelo de su niñita y luego le dio un fogoso y cariñoso abrazo, aunque más bien cualquiera que le conociese pensaría que uno de sus motivos sería estar más en contacto con el cuerpo ajeno y sus partes más pudéntas... y  no se equivocaban. Mientras tanto besaba su frente de manera si paternal, contento de volver a ver a una de sus preciosas hijas después de tanto tiempo en el cielo aunque... la cosa no empezase con precisamente buen pie.

¿Ni un abrazo a tu padre hija? ¿tan fría te has vuelto? Y si, tienes razón, ha pasado mucho tiempo, lo raro sería verte conforme estabas cuando dejé este mundo jajaja y por cierto, has crecido para bien... para muy muy bien

Comentó mirándola de arriba a abajo de manera detallada, siendo tan sumamente descarado, desvergonzado y directo conforme lo era siempre el, sin ningún tipo de tabú ni complejo, si alguien estaba de muy buen ver lo admitía, sobretodo si se trataba de una mujer, sin importarle que fuese sangre de su sangre o una total desconocida. Quizás por eso triunfaba tanto entre las señoras... o quizás ese era el motivo por el que recibía tantos tortazos y de retos por parte de parejas o familiares.

oh... ¿El motivo por el que aquí estoy? sencillo, he venido a tomarte como esposa... jajajaja. No es broma, la verdad es que no se por que, de repente un día desperté en la tierra... cosa normal dirías por mis borracheras, pero lo no tan normal es que lo haga físicamente... así que, por cualquier motivo, he resucitado

Dijo lo primero como una broma un tanto de mal gusto, dejando un breve periodo de incógnita antes de que empezase a reír a carcajadas y soltase la otra declaración, mientras se soltaba por fin del abrazo a su hija y volvía a darle un largo trago a su alcohol, ofreciendo el cuerno a su hija para ver si quería beber o no, aunque la verdad, era un alcohol un tanto fuerte para los de esta época, pese que para el paladar alcoholizado de William fuese una cerveza suave y aromática.

Me le quede viendo un poco más y con un poquito más de detalle, la verdad no me había tomado ni siquiera la iniciativa de inspeccionar a mi padre… tal vez el tiempo, tal vez que de verdad en muchos sentidos resaltaba, tal vez porque en algunos hábitos no cambiaba… no lo sé, entonces me di cuenta que me veía… bueno, me hizo sentir como un pequeño conejo ante la mirada de un lobo a punto de atacarle, su mirada esta vez estaba demasiado insistente y no solo eso, sino que me veía de arriba para abajo, lo cual hasta cierto punto me apeno, hasta baje mis brazos y puse mis manos hacia atrás bastante nerviosa.

Entonces de repente sentí que me abrazo y eso me desconcertó, conocía los abrazos de familia, pero definitivamente ese abrazo traía maña… eso hubiese pensado si no se tratará de mi padre e incluso me hizo convencer de ese hecho que besara mi frente tan paternalmente así que decidí bajar la guardia completa ya.

- Tienes razón disculpa aun es un tanto extraño todo esto, gracias – dije finalmente y le abrace ya más tranquilamente y con más afecto, admito que aunque era un hombre bastante fornido era muy sencillo abrazarle para mí y luego me separe sonriéndole.

Y nuevamente ahí estaba esa mirada… ¿será que traía algo mal? ¿Se me cayó otro botón de la blusa? ¿Será que me había ensuciado con algo? Me preguntaba internamente mientras yo me revisaba también ya.

Entonces escuche de repente su respuesta a mi pregunta y voltee casi como reflejo que como otra cosa bastante sorprendida y hasta cierto punto ¿apenada? Además ¿Qué era esa pausa tan extraña? Entonces me tranquilice internamente al escuchar que se trataba de una broma.

- Bueno como sea que haya sido me alegro que hayas regresado – conteste sonriéndole

Entonces note nuevamente que bebía de su cuerno y vi cómo me lo ofreció y yo sin pensarlo mucho como bebedora acostumbrada, acepte y tome tres buenos tragos… no paso ni un minuto y me sentía mareada tan rápido.

- Esta fuerte ¿eh? – dije viéndome algo mareada

¿Cómo era posible que bebiese eso como si fuese nada?

Celta seguía parado frente a su hija, pudo observar como ella notó sus lascivas miradas, lo que hizo crear un tipo de inseguridad sobre su propio cuerpo, lo que no pudo evitar que el rubio soltase una interna carcajada, al parecer que su hija estuviese tan mona e inocente así, pese a lo que había crecido y el tiempo que había pasado desde su última estancia en la tierra parecía que nada había cambiado, que seguía todo igual que como antes, cosa que verdaderamente añoraba el cejudo, pero en el fondo sabía que debía descubrir por que había vuelto y volver a reformar su vida, intentando estar acorde con los estándares de vida actuales.

Cuando tomó su cuerno y dio aquellos tragos, asintió con la cabeza levemente con gesto de aprobación, al ver que aparentemente había sacado el saque para beber de el `pero, ante la afirmación de su niña no pudo evitar romper a reír, mientras volvía a revolver cariñosa y efusivamente los cabellos de esta, tomando el el cuerno y dando otro trago, para volverlo a ofrecer a su niñita.

jajaja, bueno, puede que para vosotros si, pero este está entre la gama de los medianos en mis barriles de alcohol, aun así parece que lo aguantaste mejor que tu hermano jajaja. Buff, que calor hace aquí siempre ¿no?

Comentó aun riendo, mientras se abrazaba a ella y al separarse se quitaba su camisa de pieles y arapos, dejando su pálido y musculado, marcado por innumerables batallas, dejándole un porte muy masculino y sexy, mientras un haz de luz hacía que su ya de por si pálido pelaje brillase con más porte, remarcando más si se podía su cuerpo bien definido y sus heridas cicatrizadas.

Mientras tanto, volvió a dar un laargo trago de su cerveza, para tenderla nuevamente a quien frente de ella estaba, dejando que se lo quedase ella para que pudiese beber bien a su agrado; Mientras, una gran gota de dicha cerveza se derramó por su boca, llegando a caer en su torso, empezando ahora a derramarse por este, mientras que Celta terminaba de ingerir la que en su cavidad bucal había, relamiendose y estirando sus músculos atrofiados por milenios de descanso continuado.

Todavía me sentía bastante mareada, como era posible que me afectara tan rápido… pero aun así trataba de mantener aun en pie hasta que de repente me volvió a revolver el cabello como si fuese una niña, lo cual a pesar del mareo me hizo reír sinceramente, hasta que escuche que dijo que esa cerveza solo era de gama mediana entre su alcohol ¿Qué tan fuerte podía llegar a ser su licor? Y luego escuche lo que decía.

- Es normal, el clima aquí es caluroso pero me gusta porque puedes andar lo más holgado posible – dije señalando mi ropa feliz y todavía mareada

Entonces nuevamente se abrazó a mí y le correspondí entonces vi cómo se quitó su camisa de pieles y pude ver las marcas y lo bien trabajado que estaba físicamente hablando y entonces sacudí la cabeza “Debe ser esa cerveza que me hace pensar en cosas incestuosas ahora” y volví a tratar de seguir en pie que cada vez más me mareaba.

Nuevamente me había ofrecido de su cuerno y no era típico de mí rechazar una buena bebida así que ignorando el que ya estaba lo suficientemente mareada lo tome y le di otros tres tragos largos… exacto ya estaba ebria solo con eso y ya no cavilaba muy bien pensamiento con mi razón, entonces logre distinguir aun un poco pero pude notar ese extraño pero provocativo movimiento que hacia mi padre,  lo cual me hizo arquear una ceja pero como estaba más alcoholizada de lo que normalmente resistía y me hacía evitar decir alguna tontería es más, mi propio pensamiento se llenaba de cosas incestuosas ¿Qué tenía esa cerveza?

Pero ese último movimiento de parte de mi padre me hizo decir lo que pensé sin medirlo realmente, solo lo dije y ya…

- ¿Me estas seduciendo o qué? – pregunte mientras reía tontamente por el licor.

Entonces un poco de razón decidió asaltarme y casi de inmediato como lo había dicho reaccione y me sonroje bastante.

- Argh, no quise decir eso… - trate de corregir pero no había mucho que hacer era claro que mi lengua y pensamiento me traicionaron en conjunto esta vez.